La Pupera: South Park (N64)

A la pupera noooo!!!


A la pupera SI, te lo mereces. En Modo7 nos gusta ser buenos, ver el lado positivo, obviar la mediocridad. Pero en ocasiones hemos de ser malos, nos sentimos obligados viendo la cantidad de castañas que nos hemos tenido que tragar durante este camino de rosas, con alguna espina, que ha sido la historia de los videojuegos.

Son la almendra mala que aparece cada poco y nos amarga la tarde, la palomita quemada, el pistacho que no se abre, la bola de pimienta en el guiso, la miga de pan flotando en el vaso de agua, el mosquito que te silba la oreja por la noche, la pierna que se te duerme cuando te levantas a abrir la puerta y te entra la risa tonta... Siempre han estado allí, y siempre lo harán, pero eso no conseguirá que miremos hacia otro lado. No quedarán impunes. Empezamos:



La extinta Acclaim e Iguana Entertainment parieron a finales de los 90 dos de los mejores shooter de N64, Turok: Dinosaur Hunter, y su secuela Seeds of Evil. Ha pasado muchas veces que cuando sale un buen juego, su motor gráfico se usa en otros títulos, y en Acclaim no iban a ser menos, pero con un matiz. La historia es que consiguieron coger el motor de un juegazo, Turok 2, e hicieron uno de los títulos más hilarantes que ha tenido N64. ¿Hilarante? ¿Era gracioso? Ni chispa, pero... ¿y lo que se rieron en Acclaim de los que lo compramos?

Usaron una licencia que por aquel entonces se puso de moda, South Park, una serie de dibujos animados en plan canalla donde las gracietas consistían en ver a 4 monigotes cabezones llamando hijoputa a todo hijo de vecino, y un cocinero con el espíritu de Barry White. Tronchante. La serie tuvo mucho éxito en todo el mundo y era un caramelo muy goloso, un gato que Acclaim se llevó al agua y dejó el encargo a su subsidiaria Iguana Entertainment.

Turok fue un shooter en primera persona con bastante éxito, era bueno, largo y difícil. Gráficamente quitaba el sentío excepto por una cosa, una niebla londinense que no dejaba ver mucho más allá de unos pocos metros y así se evitaba el popping. Pero hasta ese detalle ayudaba para la ambientación, a meterte en el papel de un cazador en un mundo muy hostil habitado por navajeros, velociraptors y demás bichos de muy distinto pelaje. Entonces lo que hizo Iguana fue coger ese motor y pasarlo al universo South Park, un pueblo ficticio de Colorado de colores planos y animaciones un tanto caseras. Así a ojo suena hasta bien.



El problema no es sobre el papel, no en vano algún juego se vendió, uno de ellos lo tengo tristemente cerca. Es al ver el resultado cuando uno ya tiembla. Lo que en Turok era misterio neblinoso con bichos de otro mundo saliendo de entre las brumas, aquí cuando se despeja la niebla (mucho más espesa, en plan Londres y Manchester juntas) vemos enemigos del carisma de una manada de pavos. Simplemente no funciona, algo falla.

Pero no es el aspecto gráfico lo peor, es el juego en sí, la experiencia coger el mando, enchufar la consola después de haberte gastado un dinerito (lo mismo fueron 12 mil pts) y ver el percal que se presenta ante nuestros ojos. Si las primeras fases son ilustrativas de cualquier juego, con South Park el principio es toda una declaración de intenciones. Estás en el pueblo, nevado, niebla, mucha niebla, y por lo demás un acabado gráfico digno de la serie (no es decir mucho), y vas andando con tu bola de nieve tan feliz cuando empieza a sonar un "uluu uluu uluuu" bastante cachondón, y doblando una esquina vemos a un pavo con una cara de sadico que no puede con ella dispuesto a picarnos la nuez "Jajaja, este es el juego que quería, buenísimo"

Las preguntas llegan cuando hemos matado al pavo dos millones y los ulu ulu hace media hora que nos han obligado a quitar el sonido. No hay otro puñetero enemigo en todo el primer nivel (con todos su subniveles) solo pavos y más pavos. Y el arma seguirá siendo la bola de nieve, con dos variantes, normal y guarri, en la que el protagonista orina en la bola y asi tiene más efectividad. Es otra de esas geniales ocurrencias que se hacen cansinas demasiado pronto. No se, si querían ir de canallas de patio podían haber incluido armas imperecederas como el boli bic y el papel chupao, la mano elastica, las chirlas en la oreja o el famoso eructo choricero. Lo que sea, pero variedad.



Y todas las demás fases igual, los mismos enemigos, añadiendo afortunadamente algunas armas, como el lanza toallas, el dispara huevos o el expulsa vacas. Primero los enemigos ya hemos dicho que son pavos,que culminan en un jefe final pavo gigante, pero luego vienen clones mutantes, o los muñecos que vomitan... La sensación es que estamos jugando a una broma de dudoso gusto que se repite constantemente, aderezada con voces en inglés tipo "muere jodío pavo", o "por aquí, imbécil". La música brilla por su ausencia, salvo el tema principal no recuerdo nada remotamente parecido a una banda sonora.

La inteligencia artificial, como tal, ni está ni se la espera en este juego. Vas por el pueblo, y pavo que viene pavo que muere. Al primer ulu ulu te das la vuelta y raca! pelotazo al canto, y si se resiste bola meada, y si te escuece te rascas. Son escenarios bastante amplios, pero pecan de desiertos, hay casas, calles, un par de bares, pero de cartón piedra porque ahí no vive nadie, aunque a lo mejor está el pueblo en cuarentena por la invasión animal. Eso o el juego se desarrolla durante un barça-madrid.

La jugabilidad tampoco es muy allá, el mando de N64 permitía un control casi perfecto para los FPS como ya se demostró con GoldenEye, pero Iguana se decantó, en Turok también, por un manejo un tanto engorroso que solo se salva si el juego es bueno, te acabas acostumbrando a base de jugar a un producto que lo merece, pero el genocidio de los pavos no es algo que motive en exceso. El modo multijugador tiene algo más de chicha, pero no es nada que amenice las reuniones de amigos más allá de 10 minutos, debido a la esencia misma del juego, al diseño de sus niveles y a las armas disponibles.



Seguramente un shooter en primera persona no era el género indicado para South Park, puede que ni siquiera fuese necesario un juego. Las imágenes que ilustran este artículo son todas de la primera fase, es lo único que he podido encontrar peinando internet de cabo a rabo, lo cual no dice mucho a favor del juego, parece como si nadie hubiera podido o querido pasar a la segunda pantalla para hacer la captura ¿Por qué compré South Park 64? No, no es ninguna pregunta retórica, es que llevo casi 10 años preguntandomelo sin obtener respuesta alguna. Por cierto, tuvo una secuela, un juego de carreras...

6 Comentarios:

Anónimo dijo...

Oye pues a mi me hacia gracia este juego

Modo 7 dijo...

No pagaste por el verdad? Confiesa

Nelson dijo...

cuando pagas, el mundo no es tan bonito xDD

y mira que South Park es buena... vaya "juegazo"

Anónimo dijo...

Dios xD, si los edificios de la última imagen se forman a dos metros coño xDDD.

12.000 pelas por un cacho-plástico solo puede obtener una respuesta:

D'OH!

El de carreras creo recordar que sin llegar obviamente al punto de Mario Kart, o ni siquiera Crash Team Racing, daba el pego.

Anónimo dijo...

No, la verdad es que no page por él

Anónimo dijo...

como lo descargo
el juego