Políticamente incorrecto: De casuales y hardcores

Escrito para Ecetia

Hubo un tiempo donde no existían más que dos tipos de juegos, los buenos y los malos. No había más rivalidad que la protagonizada por los aficionados de Sega por un lado, con Sonic por bandera, frente a los seguidores de Mario y por ende de Nintendo. Por supuesto que cada juego se podía incluir en un determinado género (puzzle, shooter, plataformas, etc), pero no se creo un criterio para clasificar los juegos dependiendo el público al que estaban teoricamente orientados.



Pero en los últimos años, coincidiendo con la llegada de una nueva generación de jugadores, se ha establecido una división transversal que afecta a todos los géneros. Hablamos de los conocidos como juegos casuales y hardcore. Esta dicotomía que podría ser baladí cobra trasdencencia porque llega al punto de reconocer dos tipos de jugadores, y en último extremo el sector hardcore acusa al casual de estar destruyendo la industria del videojuego.

Casual y Hardcore son dos términos, como muchos otros, nacidos al abrigo de foros de internet, concretamente han sido creados por el autodenominado sector hardcore para diferenciarse de la nueva hornada de juegos y jugadores casuales. Hasta ahí todo correcto, pero resulta que nadie sabe realmente lo que distingue un tipo del otro, dicho de otra forma ni siquiera los creadores del término saben que significa realmente hardcore ni casual. Y no solo ellos, nadie lo sabe por la sencilla razón de que no existe ninguna linea, a ningún nivel, que haga pensar en la división de jugadores.

Electronics Arts siguió el juego a esta corriente de opinión que apuesta por la división, e incluso creó el sello “EA Casual Games Division”. Aunque recientemente decidió disolverlo al reconocer que la etiqueta casual no es más que una invención de marketing, y no una realidad palpable en el mercado. De igual opinión es Shigeru Miyamoto, que apuesta por romper la ficticia barrera que separa ambos bandos.

¿Existe realmente la división?

Una busqueda superficial a través de internet y empiezan a florecer distintas afirmaciones que deberían servir para marcar distancia entre lo casual y lo hardcore. Hay que nombrar en primer lugar la perspectiva subjetiva, aquella que etiqueta como jugador casual al poco experimentado, aquel que no dedica excesivo tiempo a los juegos ni pone demasiado interés, en contraposición al hardcore, el jugón pata negra de toda la vida capaz de echarle horas a cualquier juego hasta que el cuerpo aguante.



Esta teoría subjetiva no tiene sentido por dos razones: La primera es que las motivaciones de cada persona al afrontar un juego son tan variadas como jugadores haya. La segunda razón es referida al absurdo de seguir este criterio durante un lapso de tiempo prolongado, dando como resultado jugadores que pasan de ser casual a hardcores a casuales, y viceversa dependiendo de a que jueguen. Una persona puede acostarse casual después de hacer los ejercicios diarios de Brain Training, y levantarse Hardcore con Fallout 3.

Además, esa definición se ha quedado desfasada, puesto que era la usada para tachar de casual a un tipo de jugador que afloró durante la época de Playstation2 y caracterizado por consumir sagas de periodicidad casi anual, tales como Fifa, NBA Live, Formula1, MotoGP, etc. Pero con el nacimiento de nuevos géneros, como puede ser Nintendogs, Buzz, o Wii Fit, los primeros dejaron automáticamente de ser jugadores de segunda y se convirtieron en hardcores por pleno derecho, pasando a ser casuales estos últimos. A la vista de estas incoherencias es claro que la división no se encuentra en las personas…

¿Estará en los juegos?

Pues no es sencilla la respuesta, porque primero habría que encontrar una definición más o menos consensuada de juego hardcore, y es bastante complicado. Por lo general se suele considerar hardcore aquel juego que el mero hecho de afrontarlo requiere cierta experiencia previa como jugador, habilidad, con una dificultad media/alta, competitivo, con muchas horas de juego. Y el concepto de juego casual se dejaría para el entretenimiento ligero, con escasa competitividad, menos presupuesto, orientado a varios jugadores; sería un juego que, parafraseando a Miyamoto “hasta tu madre podría jugar”. Pero estos rasgos caen por su propio peso si se ponen una serie de ejemplos prácticos:

El primero de ellos sería Tetris, un titulo que según las definiciones dadas es un juego casual de libro, por su mecánica sencilla y aparente accesibilidad, y podría deducirse que el presupuesto manejado en su desarrollo fue muchas cosas, pero no millonario. Sucede que Tetris, al igual que el resto del género puzzle, nunca fue considerado como entretenimiento ligero hasta hace bien poco. En la definición de curva de dificultad perfecta y competitividad debería aparecer el nombre del juego creado por Alexey Pajitnov en primer lugar. Cada nivel añade velocidad al juego, y lo que empieza razonablemente asequible acaba como el rosario de la aurora, y dando una satisfacción al que completa el juego como pocos juegos supuestamente hardcores pueden dar. ¿Estoy diciendo que Tetris es hardcore? No, lo que intento plasmar es que, en su sencillez, es una obra de arte, no sabría ponerle otra etiqueta.



Guitar Hero está considerado hardcore ¿Por qué? No lo se. Quiero decir, ¿en que se diferencia Guitar Hero de Donkey Konga, o Dance Dance Revolution? Hablando conceptualmente son el mismo juego excepto que uno está rodeado por un envoltorio pretendidamente adulto, y los demás tienden a una estética más desenfadada. Pero esencialmente son iguales, se trata de pulsar un botón en respuesta a determinados estímulos musicales o visuales. Se entiende que no es lo mismo posar con una guitarra (que no deja de ser de juguete con botones de colores) que hacerlo con unos bongos, pero eso no marca la diferencia entre un juego y otro al igual que Legend of Zelda no se considera casual a pesar de no mostrar una sola gota de sangre en pantalla, y nadie califica a GTA de casual aunque no requiera ninguna experiencia previa.

Otros ejemplos no tan claros como pudiera parecer de casuales son los conocidos como juegos sociales, y de simulación virtual. Meto en el mismo saco a Animal Crossing, MySims o Nintendogs. Aquí ya no es que se los considere casuales o no, es que en el caso de Nintendogs se les llega a negar la categoría de videojuego y se relegan a juguete. El jugador tachado de casual y aficionado a estos títulos imprime muchísimas horas al juego, ¿entonces porque se le niega el calificativo de jugador tradicional? Por juego tradicional me viene a la mente un plataformas en dos dimensiones, actualmente calificados como casual. Lo mismo se podría decir de la saga Training, cierto es que muchos poseedores no juegan más allá de dos partidas, pero no les colgaría el cartel de casual, simplemente no le gustan los videojuegos, fue una compra equivocada como otras tantas.

Mario Kart, Pro Evolution, Gran Turismo o Smash Bros son tan casuales o hardcores como se quiera, todo depende de la forma en que cada uno lo encare. Por decirlo de otra forma, no son ni lo uno ni lo otro, y la dedicación que una determinada persona pone en cada juego puede ser menor o mayor dependiendo de las circunstancias, como el tiempo libre disponible, la diversión que le proporcione, o la motivación.



En definitiva, todo parece una construcción teórica de cierto sector de jugadores que ven con temor la avalancha de un nuevo mercado que llega para quedarse, y sienten como la pequeña parcela exclusiva que encontraron en los videojuegos ahora es ocupada por personas que nunca imaginaron, ya sea su padre, su cuñado e incluso un abuelo. Se ha ido considerando casual todo aquel género con cierta penetración de nuevo público, como ha pasado con títulos deportivos o plataformas, y ya solo quedan los RPG y FPS como últimos bastiones de la pretendida pureza hardcore… Ya caerán.

1 Comentarios:

Unknown dijo...

Releído (¿esta palabra existe?) tu fantástico artículo. No puedo más que reafirmarme en lo dicho anteriormente.
Y simplemente añadir que, parafraseando el inicio de tu artículo, para mí siguen existiendo dos tipos de juegos, buenos y malos. Y de cualquier género.

Un saludo